María Elena Ortega ha poblado La imperfección del silencio con personajes que llevan en las entrañas el ruido gestado en episodios de tristeza o pesadumbre. Desprovistos de palabras para decantar la ansiedad, y al mismo tiempo desarmados frente al silencio, sus personajes hablan también por cuanto callan. El silencio en estas letras de María Elena es un recurso ineludible. Las dieciséis historias de este libro arrojan claridad sobre la madurez de esta escritora. Tal como Javier Marías dijo acerca de Alice Munro, María Elena Ortega “consigue transmitir una profunda emoción con personajes normales”. Con La imperfección del silencio, esta entrañable autora reencuentra a un público que la aprecia, porque identifica en su voz tormentas y pasajes vividos en carne propia. Ellos, así como los lectores que se acercan a sus letras por primera vez, sean bienvenidos a una compilación de textos escritos con tenacidad y trabajados con paciente sabiduría.